“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” Proverbios 3:5-6
El hombre es dado a planear su camino. Ponemos metas que queremos alcanzar, nos esforzamos para adquirir bienes materiales, para agradar a la gente que está en niveles superiores a nosotros, batallamos para subir en nuestro trabajo, para adquirir un nuevo nivel económico o social superior al que nos encontramos y esto nos llena de una gran ansiedad.
En esta búsqueda por el bienestar, en nuestro afán y dedicación de conseguir nuestras metas, podemos llegar a sentirnos desalentados. Podemos desfallecer debido al fracaso, o a no ver por más que nos esforzamos el resultado deseado. Y es en este escenario que el enemigo aprovecha para mentirnos e inducirnos a pensar que nosotros no somos bendecidos, que las promesas de Dios no son para todos de igual manera.
La búsqueda por mejorar nuestra situación o por triunfar en nuestros proyectos no es malo, pero a veces en nuestro afán ponemos todas estas cosas en la vanguardia, y se nos olvida lo más importante, que es buscar y poner a Dios en primer lugar. Jesús dijo en Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Nada nos saldrá bien a menos que obedezcamos al mandamiento. Tenemos que entender que nada prosperará si lo anteponemos al mandato de buscar a Dios en primer lugar. Todo lo que se pone antes que Él se constituye un ídolo, y esto es pecado. Además planear nuestra vida sin consultar con nuestro Señor es querer dirigirnos solos, es querer apoyarnos en nuestra propia sabiduría. Además al no buscarle en primer lugar, exponemos nuestra falta de fe, nuestra desconfianza de que Él hará en nuestra vida lo que ha prometido. Con nuestra actitud declaramos que solo con nuestros esfuerzos saldremos adelante.
La verdad es que Dios quiere bendecirnos. Dios quiere que su pueblo prospere. El profeta Jeremías nos lo confirma: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11)
Así que si algo no está saliendo como has planeado no trates de esforzarte o apoyarte en tu propia sabiduría o fuerza, vuélvete al Señor, búscale y ponlo en primer lugar de tu vida, y te vendrá por añadidura lo que has pedido. Fíate de Él con todo tu corazón, no te apoyes en tu propia prudencia, y el va a enderezar lo torcido, y te va a guiar por la senda correcta del éxito. ¡Amén!
autor; Josué Yrion
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