domingo, 1 de febrero de 2015

Olvidar a Dios



Te olvidaste del Dios de tu salvación.
Isaías 17:10

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz…? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida.
Isaías 49:15-16


Olvidar a Dios

En una ciudad francesa las autoridades municipales habían organizado una pequeña ceremonia para homenajear a la persona más anciana del ayuntamiento, quien acababa de pasar la barrera de los cien años. La periodista de la prensa local le preguntó por qué creía que había vivido tantos años. La anciana le respondió sonriendo: «Creo que el buen Dios me olvidó en la tierra».

Sin embargo sabía muy bien, o debería saber, como cada uno de nosotros, que Dios no olvida a nadie. Él tiene en su mano el alma de todo ser humano (Job 12:10). El rey David podía decir: “Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo”, y sabes todo lo que hago (Salmo 139:2-3). Llegará el momento en el que “cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:12; 2 Corintios 5:10).

Dios no nos olvida. Pero vale la pena hacerse la pregunta al revés: independientemente de nuestra edad y situación, ¿nos hemos olvidado de Dios? ¿Yo mismo olvidé a Dios? Para el que no es creyente, olvidar la existencia de Dios, olvidar sus derechos y sus exigencias, significa exponerse, para su desgracia eterna, a encontrarlo sin estar preparado. Para el creyente significa ser desagradecido con Aquel a quien debe la vida y que, por amor, dio a su Hijo Jesucristo para la salvación de su alma.

“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos” (Eclesiastés 12:1). “Acuérdate de Jesucristo… resucitado de los muertos” (2 Timoteo 2:8).

fuente;La Buena semilla

3 comentarios:

  1. Excelente reflexión, ¡que nunca nos olvidemos, ni por un instante de nuestro Amado!. Bendiciones. Ester

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